viernes, 12 de diciembre de 2008

LA TORTILLA DE PATATAS

Existen muchos refranes. España ya se sabe que es muy rica en estas frases que salen de la sabiduría popular, a veces contradictoria, pero que siempre se encuentra un momento o un lugar para soltar eso de "madre no hay más que una", "al que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija", "el ojo del amo no engorda al caballo" y esas cosas.

También se dice que como cocina tu madre (no la tuya únicamente, que me lees, sino la de cada uno de nosotros), no lo hace nadie. Todo eso se explica, si nos tiramos a la pesadez científica y quitando todo el romanticismo de estas cosas del saber popular, a que tu paladar se ha hecho a la cocina que normalmente degustas y, en este país de costumbres antiguas y patriarcales, suele ser la madre la que cocina.

Pero ¿y si fuera cierto que es TU madre (en este caso la mía) la que mejor cocina? Esta idea me ha venido a la cabeza después de leer el post publicado por Mediabaldosa, y que creo que Lileth ratificará.

No digo que sea la mejor cocinando de todo, pero sí hay un plato que es especialmente apreciado por todo aquél que lo prueba: su TORTILLA DE PATATAS.

Puede parecer que es... pero no llega ni por asomo a la perfección de la suculenta tortilla de mi omá... levo sus genes ¿sabré hacerla como ella?


Si existe algo que merezca un post es esto, y no otra cosa. He buscado por internet imágenes, y no he encontrado nada que se le parezca. Es... perfecta. Nunca se tiene la suficiente poca hambre para no comerla ni el suficiente estómago para acabarla. Sublime y perfecta, aún ahora, que acabo de comer, mi boca saliva descontroladamente al recordar ese delicioso bocado. Dorada, ni muy hecha ni cruda, con la textura exacta para que la patata quede presa en la masa del huevo que sirve de argamasa para dar forma a tan rico y extendido plato. Con cebolla o sin ella, sé de muchas personas que están dispuestas a hacerse algunos kilómetros para venir a comerla.

Mi señora madre, la pobre, que dice que cuando sea vieja la metamos en un asilo para que no de la lata, debo decirle: ¡NUNCA! No estoy dispuesto a que una residencia de ancianos se quede con la exclusiva de la tortilla de patatas de mi progenitora. Lo del amor hacia la madre ya es secundario... no hay post que haga justicia a su tortilla.

Aquí querría yo ver al Adriá ese....

2 comentarios:

Lileth dijo...

Larga vida a tu madre y a su tortilla de patatas.

No sé si me has notado que no te aguanto, sigo contigo solamente por gula.

Besos

MediaBaldosa dijo...

¡Que ya va tocando una de tortillita, digo yo!!!!