sábado, 22 de marzo de 2008

LA CRISTIANDAD EN SEMANA SANTA

Pasíón, sentimiento, emoción... las cofradías sacan a hombros las millonarias tallas de madera envueltas en ricos ropajes de terciopelo bordado en oro para deleite de millones de personas, que dicen ser devotas. La gente se agolpa para ver las salidas de los templos de estas imágenes, se golpean, se empujan, se insultan...

Un chico bastante chulesco, empuja indiscriminadamente a la gente para pasar. Yo estoy pegado a una pared y me pide paso, algo evidentemente improbable, ya que mi capacidad de encogimiento tiene límites. Le digo que no puedo y que má adelante está atascado y no podrá pasar. Y me suelta:

"¿Cómo que no voy a pasar, si vivo ahí delante?". Me miró con aire de superioridad. Yo lo miré divertido, y pensé: "¡Hombre!... eso lo cambia todo. Si vives ahí enfrente tienes el poder de volatilizar a la gente".

Más adelante, ocurre lo mismo con una chica con cara de haber chupado un limón, que le dice a Lileth que "¡Faltaría más!! tengo pagado un palco ahí delante, y no me van a dejar pasar ¡ja!". Y es que el dinero abre muchas puertas, y tiene efectos antidisturbios y antiaglomeraciones.

En medio de esta aglomeración de miles de personas, y en medio de estas circunstancias, un joven de entre 20 y 30 años acompañado de su sobreprotectora madre, coge una silla de un palco, la planta en mitad de la acera, por deonde la gente sólo puede pasar en fila de a uno, y se queda allí, con todas sus cachazas. Esperaba ver la salida de la procesión del Nazareno, conocida en Huelva como "La madrugá". Eran las 3:45, hora local. La gente no podía pasar, ni para un sitio ni para otro.

Le pedimos que se levantase un momento para poder pasar, a lo que el tipo responde:

"Llevo aquí desde las 3 de la mañana, y no me pienso mover". Lileth iba delante. Yo detrás de ella. Le pedí paso, con toda la intención de no variar mi rumbo. Mis 100 kilos vs. sus escasos 70 harían el resto. Ella no me dejó. Simplemente, le saltó por encima. La madre del mozo, indignada, abraza al "niño" que tenía cara de susto, supongo que por pensarse vencedor de tan estúpida negativa a moverse y no imaginar que hay gente que no se amilana ante estos sucesos, y le dice a Lileth:

"¡Se levanta, se levanta! Pero por las malas no"

Estimada señora: por las malas es cuando su hijo se niega a permitir la circulación de las personas mediante el bloqueo de la acera con una silla robada (que los palcos de la señora de arriba valen un dineral).

En esto se resume, pues, la semana santa: Ostentación y prepotencia.

Ya os contaré otro día cómo esta hermandad del Nazareno impidió la entrada de mi madre a rezarle al Cristo por ser mujer... pero no le rechazaron el dinero por la misma causa.

No hay comentarios: