He visto esos uniformes. Algunas personas que leen este blog también. Para las demás, intentaré explicar de qué se trata:
Este que ven a su izquierda, es un disfraz de enfermera. Eliminen de tan... emm... ¿bucólica? imagen esa cruz roja (que nada tiene que ver con la famosa ONG) del delantalito. ¿Lo tienen? ¿Sí? Pues ale... ya tienen a su vez la descripción bastante detallada del uniforme del señor Pascual para las enfermeras... tal vez la faldita algo más corta, y por supuesto , con escote.
Es evidente que trabajar así es... pues... eso... es... ¿Podrían ustedes decirme qué es? Porque creo que es indescriptible, indefinible, inconcebible, y otros varios "in", que cada vez que tenga que agacharse una enfermera a realizar su trabajo se tenga que preocupar de no mostrar felizmente al mundo sus intimidades. El trabajo de enfermería es CUIDAR a la gente, no montar un espectáculo erótico en el centro de trabajo por muy calenturienta que tenga la mente el señor este. Por cierto: lo de "señor" es un decir, al igual que llamar a esto uniforme de trabajo, despedidas de soltero aparte.
Así que, el Pascualito ha decidido que a ciertas enfermeras que hartas de lucir palmito y con ganas de trabajar dignamente han optado por usar pantalón normal de uniforme, al igual que las compañeras de trabajo que NO ESTÁN DE CARA AL PÚBLICO o a sus compañeros de trabajo MASCULINOS, retirarle el COMPLEMENTO DE PRODUCTIVIDAD (30 euros mensuales, que lo pueden ustedes comparar con el complemento de rendimiento profesional del SAS del cual hablo en una entrada anterior). Y es que es evidente: si estás de cara al público y usas minifalda, rindes MÁS en el trabajo que con pantalones. Pura lógica, sí señor.
Estimadas compañeras: os llevo en el alma. Estoy de acuerdo 100% con vosotras. Para fastidiar al amigo Pascual, yo volvería a usar la minifalda... y me dejaría los pantalones debajo. El trabajo está mal, y los abogados caros. Pero si estáis colegiadas, preguntad al menos qué podéis hacer. Eso sí. El "señor" Pascual las reta a ir a los tribunales porque sabe que el siguiente contrato (que en plantilla tiene sólo a sus amiguetes) se lo dará a otras muchachas con foto de currículum de cuerpo entero dispuestas a ponerse el disfraz de porno-enfermera. Y así nos va.
A lo mejor es que al "señor" Pascual no se le ocurren ideas para cambiar el uniforme. Así que le propongo el siguiente concurso de modelos. Voten, voten ustedes el mejor, cual "chiki-chiki":
MODELO A: Modelo Florence Nightingale, de 1920. Todo un clásico. La moda vintage aprieta fuerte este año. Tiene el aliciente de que fue usado por una de nuestras primeras teóricas, fundadora de la enfermería moderna.
MODELO B: Para aquellos que sigan gustando de lo clásico, pero los tonos oscuros le inspiren sentimientos de baja autoestima y temor.
MODELO C: La enfermería medieval también tenía su aquél. Para nostálgicos de tiempos pasados. Aquí la cofia es más marcada. Tal vez demasiado "atrevido"
MODELO D: Un buen candidato, por su tremendo parecido con el uniforme actual. Pero observen el detalle del encaje sobresaliendo por debajo de la faldita.
MODELO E: Es parecido, pero en rosa. Dale un toque femenino y de distinción a tu uniforme.
MODELO F: Pero si de color rosa se trata, no puede faltar la reina de este tono. El modelo Hello Kitty es ideal para todas aquellas que destilen ternura.
MODELO G: Las tallas grandes también tienen su cabida en el mundo de la moda. Si no ¿para qué tanto estudio antropológico?
En fin... Ya me dirán qué decide el público. Votad... votad amigos y amigas a ver qué solución del nivel intelectual del dueño de tan fantásticos hospitales sirve de modelo para futuras adquisiciones de vestuario. Votad... si no votasteis para lo de eurovisión, ¡esta es vuestra oportunidad! Y si lo hicisteis ¿me explicais por qué?
Pon un toque frívolo en tu vida. Si no te tomas la vida a broma, a veces cometería insensateces mayores que esta entrada.. creedme. Es indignante.
Un amigo enfermero y yo una vez lo comentamos hace ya un tiempo: si nos contratase Pascualín, pediríamos la minifalda, mucho más ahora que sabemos que seríamos más productivos. Aunque mi compañero pareciese la campana de la catedral.