
A mi madre no le molaba demasiado el rizado, y aprovechaba que mi tía me sacaba de paseo (como a los perrillos chicos) para pegarme tirones del pelo con el cepillo para alisármelo. Lo recuerdo, sí, y aún me duele la cabeza sólo de pensarlo. Así que, cuando salía por la puerta con mi tía, a la cual sí que le gustaban los rizos, con las manos me batía fuertemente la cabeza para recuperar el rizo. También son ganas de fastidiar a una criatura indefensa.


Hoy en día, posiblemente, hubiera tomado otros referentes respecto al cuero... ¡Qué sabio es el destino, de no darme a conocer a este Logan hasta más mayorcito!
De todas formas, supongo que con lo que habéis leído ya os resultará más comprensible mi aversión hacia las tendencias y las modas. Comprendo que no puedo ser un "Judas" (como me decía mi abuelita) y debo ir arreglado a ciertos actos. Pero Lileth os puede confirmar el problema y los quebraderos de cabeza por encontrar algo acorde conmigo y que no de el cante en las BBC. Y créanme si les digo que estoy muy mejoradito (al menos ya no uso el chándal si no e spara deporte).
Odio los trajes "arreglados".
No sé peinarme, pues visto lo visto le perdí todo interés por aprender. La información que recibía es ¿para qué peinarme, si luego me despeino?
Nadie comprende mis gustos, y mis traumas infantiles.
Quiero ser libre, librarme de tendencias, ir a contracorriente.
Entiendo que no puedo, pero lo intento.
PD: gracias a Lileth por el asesoramiento respecto al nombre de ciertos adornos de las prendas y colores varios.