domingo, 20 de septiembre de 2009

EDUCAR EN EL TRASTORNO MENTAL

Puede que mucha gente considere excesivo la afirmación que del título se desprende. Pero os puedo asegurar a los que esta entrada leéis y os interesa el tema que la educación de los papás y mamás hacia sus retoños es un factor altamente importante en un crecimiento mental, que puede ser sano o no, según se haga.

Pocos me rebatirían el argumento siguiente: si en una temporada de frío no abrigo a mis hijos, es más que probable que terminen resfriados, con pulmonía o vaya usted a saber. Es lógico, por tanto, pensar que si no cuido bien de mis hijos les terminaré por causar una enfermedad física. Curiosamente pocos se percatan de que ocurre lo mismo respecto a la enfermedad mental.

Antes de continuar, debo decir que esta entrada no pretende culpabilizar a nadie. Se trata de intentar hacer ver que si hemos decidido aumentar la especie dejando descendencia, es responsabilidad nuestra sacarla adelante y no pensar que eso de educar es cosa de otros, que a mí me basta con poner un plato de comida por delante y comprar bonitos zapatos. Y también de saber que no toda enfermedad mental depende de lo que hagamos (como no todo cáncer de pulmón depende del tabaco).

Una vez presentado el tema, os voy a hablar de un trastorno mental no especificado en ningún libro: El "Síndrome de la ausencia de dos tortas a tiempo".

Existen dos manuales de diagnóstico psicopatológico muy utilizados: la CIE-10 (manual de la Organización Mundial de la Salud) y el DSM-IV (manual de la Asociación Americana de Psiquiatría). En ellos se describen todos los trastornos mentales conocidos y dan unas pautas y criterios de selección para encuadrar y etiquetar cada tipo de trastorno, es decir, emitir un diagnóstico médico de la enfermedad o trastorno. Usaré los criterios y definiciones del DSM-IV, pues este manual tiene referencias para equipararlos a los de la CIE-10.

Pues según este manual, existen una serie de trastornos que se denominan "TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD". Voy a centrar mi atención en dos de ellos:

El TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD, que se define como un patrón de conducta de desprecio y violación de los derechos de los demás (saltándose las normas legales y de moralidad socialmente impuestas)

y el TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD, que viene definido por un patrón de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos, y de una notable impulsividad (o sea, que no pueden esperar a obtener las cosas, no saben relacionarse, etc..).

En la sociedad actual, fijaos qué patrones estamos premiando:
  • Los "quiero esto y ya" (hay que dárselo al nene, no sea que me pille un trauma).

  • He suspendido (vamos a darle dos patadas a la maestra, que mi niño no puede suspender porque es muy listo).

  • Hago lo que me da la gana (que hay que educar en la libertad).

  • Digo lo que me da la gana (que hay libertad de expresión).

  • Quiero ser como la gente guay (gente que sale en televisión dando voces, gritando e insultando, que le aplauden por haber estado en prisión por estafar, robar, pegar...).

  • Yo tengo mis derechos (pero qué prontito olvidamos los deberes).

  • Lo hago porque puedo (sin importarme un bledo los demás, que estamos en una sociedad competitiva).

  • Largo etc... (que seguro que se os ocurren ciento más).
Y a esto me refiero. Si sentamos estas bases en la educación de los menores, podéis comprobar fácilmente que estamos educando insanamente y creando "enfermos" (que pienso que la mayoría no lo son, de ahí mi referencia a lo del "síndrome de la ausencia..."). Y ahora viene lo interesante: como también somos una sociedad que echamos balones fuera, dejamos "claro" que la educación es para la Escuela, y si mi hijo no hay quien lo aguante, porque un tortazo en el culo antes de tocar un enchufe lo traumatizaría, es que es un enfermo, y entonces es la Sanidad la que se debe encargar.

¿Y yo como padre o madre? No, no... nada... que yo tengo mis derechos.

Otro apaluso para Forges.

2 comentarios:

Casandra dijo...

Supongo que hoy en día muchos padres tienen miedo de que si niegan algo a sus hijos o se oponen a su voluntad los nanos los odien. Y todos hemos tenido momentos en nuestra infancia de sentir ira hacia nuestros padres por cosas así, pero al crecer miras atrás y te das cuenta de que lo hacían por tu bien y se lo agradeces (hablo de padres normales, claro, siempre hay algún bestia que se pasa). Los padres de antes creo que eso lo comprendían, pero los de ahora no y por eso les dan todo y no les niegan nada.
Quieren conseguir el amor de los hijos de un modo demasiado rápido.

Un tema interesante!! Un abrazo!!! :)

Anónimo dijo...

Que razón tienes.

G.